sábado, 21 de febrero de 2009

hay k aprender a ser buenos profesores....

Condicionantes contextuales
De la motivación por aprender



La gran tarea del profesor al querer que sus alumnos afrenten las actividades escolares con la motivación adecuada, que les permita alcanzar un aprendizaje significativo, es una tarea ardua, pero con la cual permitirá acercarse a sus alumnos, encontrar dificultades que frenen el aprendizaje e implemente estrategias que le ayuden a salir adelante.

Muchas veces creamos entornos que dificultan la motivación y el aprendizaje como: el definir objetivos. Presentar la información, proponer tareas, responder a las demandas de los alumnos, evaluar el aprendizaje y ejercer el control y la autoridad.

Por ello debemos tener en cuenta varios patrones, que nos ayuden a actuar adecuadamente y lograr nuestros objetivos. O que nos ayuden a mejorar.

Como son:

1. Comienzo de la clase. Es el momento en que activamos la motivación del alumno para aprender, captando su atención despertando su curiosidad, su interés y mostrando la relevancia de lo que han de aprender.

2. La organización de los contenidos. Es decir la organización de las actividades a realizar al tratar cada tema, pues no podemos plantear cualquier actividad pues puede tener reprecisiones sobre la motivación de los alumnos, en su autonomía y sus relaciones grupales.

Hay que seleccionar aquellas actividades que nos permitan el progreso personal y colectivo del alumno, no su degradación en contextos meramente competitivos que interfieran en su estima, sino en aquellos que le permita establecer relaciones afectivas y de colaboración con sus compañeros.

3. Interacción del profesor con los alumnos. Uno de los factores contextuales que más contribuyen a definir la motivación de los alumnos y a facilitar o dificultar el aprendizaje, constituyen los mensajes dados por el maestros antes, durante y después de las tareas escolares.

Debemos entender y comprender que son diversos los mensajes que transmitimos a los alumnos a lo largo de las actividades, pues se definen de diferentes maneras, se enfocan de diferente forma y sus propósitos pueden ser diferentes. Por lo que es claro que hay que definirlos y saber a que se refiere cada uno para no confundir al alumno, ni darle la respuesta a todo lo que el pregunte, sino encausarlo para que el busque y construya su propio conocimiento.


4. Evaluación del aprendizaje. Algo que no debemos dejar a un lado, si pasarlo por alto, pues aun cuando es un proceso en el cual intervienen varios factores, es conveniente realizarlo adecuadamente. Debemos de tener en cuenta no solo es enjuiciar a un alumno y calificarlo de cierta manera, sino como una manera de aprender, aun que se dice fácil pero cuesta mucho trabajo.

Pues la evaluación nos ayuda a determinar algunas de las fallas de los alumnos, pone en manifiesto los conocimientos y destrezas de los alumnos, información que nos permita corregir errores, el progreso significativo del alumno. Pero en la mayoría de los casos solo hemos encajonada a la evaluación como mero valor numérico, que evidencia al alumno y en muchas ocasiones desmotiva al alumno, en vez que le haga ver que los errores que cometió los puede mejorar al saber en que esta fallando.

Por ello como profesores debemos tomar en cuenta el desempeño del alumno, sus alcances y su trabajo en el aula.

No hay que tener preferencias, hay que tratarlos con respeto y apoyarlos en su largo recorrido del aprendizaje. No es sercillo, pero hay que buscar e informarnos, para sacar adelante a nuestros alumnos.

Tal vez en estos momentos no tenemos al 100% estos elementos, pero al paso del tiempo adquiriremos práctica como profesores, pero sin dejar aun lado que las generaciones de niños cambian, sus necesidades e intereses al igual.